1.- El vicario apostólico de Aysén, Monseñor Infanti, tras varios años de reflexión de las comunidades cristianas y de serios estudios técnicos, publicó la Carta Pastoral DANOS HOY EL AGUA DE CADA DIA, en referencia al mandato evangélico de conservación de la naturaleza y, en especial, respecto de la conservación del agua como fuente de la vida y que corre riesgos de agotarse tras los intentos de creación de centrales hidroeléctricas, cuya producción iría en beneficio de las empresas mineras del norte del país.
2.- Es indesmentible que a la tierra se le ha visto, exclusivamente, como una reserva de recursos para ser explotados y no como una serie de sistemas y subsistemas donde rocas, aguas, atmósferas, microorganismos, plantas, animales y seres humanos forman un todo orgánico y dinámico, que se relacionan en forma interdependiente, garantizándose la subsistencia de todo y de cada uno. La tierra no es hoy respetada ni se le reconoce sacralidad.
3.- Por lo anterior, cada día desaparecen diez especies de seres vivos. A partir de 1972, la desertificación ha significado la pérdida del 65% de tierras que fueron cultivables y ya no lo son. La utilización de sustancias químicas ha conducido a la salinización de las aguas. La mitad de los bosques que existían hace 50 años en el mundo, han sido talados. LAS RESERVAS NATURALES DE AGUA, FORMADAS A LO LARGO DE MILLONES DE AÑOS, están a punto de secarse. El petróleo y el carbón, formados a lo largo de 100 millones de años, se agotarán a mediados del siglo XXI.
4.- Las lluvias ácidas matan los lagos y marchitan los árboles. Los productos químicos contaminan las fuentes de agua potable y los océanos, y envenenan los suelos. Los pesticidas entran en la cadena alimentaria y afectan la salud de los seres vivos y de las futuras generaciones. La basura nuclear seguirá siendo radioactiva en los próximos 100.000 años. La capa de ozono ya no protege la vida contra las radiaciones ultravioletas, que son mortales para todos los organismos vivos. La combustión de petróleo, de carbón y de los bosques libera dióxido de carbono, provocando el “efecto invernadero”. El calor de la tierra ha aumentado en el siglo XX entre 0,3 y 0,6 º C. Estos cambios provocan sequías y deshielos de las zonas polares.
5.- La explotación de la tierra es la prolongación de la explotación ejercida por los poderosos sobre la mayor parte de los seres humanos. Es así como el 20% de la humanidad posee el 83% de los medios de vida; y el 20% más pobre posee el 1,4%. Existen mil millones de personas en extrema pobreza. 40 millones de personas, anualmente, mueren de hambre. Entre ellos, 14 millones de niños y niñas, antes de cumplir cinco años de vida.
6.- Es ésta la proyección de un modelo de crecimiento económico que no ha medido las consecuencias sobre la naturaleza y sobre las relaciones sociales. Este sistema se mantiene porque se impone a través del miedo, de la amenaza, del chantaje, del engaño, de la desinformación, porque en la raíz de la injusticia social, se encuentra el rechazo y el desprecio hacia el más débil. Tal como lo ha reiterado Monseñor Infanti en relación a la hidroeléctrica de Aysén, se trata de una lucha entre poderosos y débiles, en que aquellos imponen una política económica y social que va en contra de los intereses de las mayorías y de las vocaciones más profundas de los pueblos para construir su historia. Lo que sin duda es la causa del hostigamiento que está sufriendo.
7.- La alianza entre grupos económicos nacionales y las transnacionales es concebida como la instancia suprema para fijar todas las “reglas del juego”, dejando el “hueco” para Chile en sus recursos naturales, adecuando la estructura económica a las exigencias del capital transnacional y de las “inteligencias” que lo manejan, aumentando la producción y bajando sus costos, haciendo perder el patrimonio común de los chilenos.
8.- Monseñor Infanti ha estado cumpliendo con su deber de pastor de la Iglesia Católica, entregando sus capacidades para defender la vida tanto de los habitantes de la XI Región, como de la humanidad, lo que constituye la esencia de la misión de un obispo verdaderamente inspirado en el Evangelio, tal como afirmara el Papa Benedicto XVI en el discurso inaugural de la Quinta Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe: “Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano”. Y en el mismo Documento Conclusivo de Aparecida, se ratifica lo que Monseñor Infanti ha desarrollado como criterio de su labor pastoral, en el sentido de que “en las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza, las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra fue depredada. Las aguas están siendo tratadas como si fueran una mercancía negociable por las empresas, además de haber sido transformadas en un bien disputado por las grandes potencias”. (Nº 84).
9.- Anteriormente, el Concilio Vaticano II, en la Constitución “Gaudium et Spes, Nº 69, señalaba que “Dios ha destinado la Tierra y cuanto en ella se contiene, para uso de todos los hombres y de todos los pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa, bajo la guía de la justicia y el acompañamiento de la caridad”, puesto que “según la enseñanza de la Iglesia, sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social”. (Juan Pablo II, Discurso Inaugural de la Conferencia de Puebla, III, 4). Por lo tanto, “… los privilegios ilegítimos derivados del derecho absoluto de propiedad, causan contrastes escandalosos y una situación de dependencia y opresión, tanto en lo nacional como en lo internacional”. (Puebla, Nº 542).
10.- Refrendando estos conceptos, agrega el Papa Pablo VI que “sabido es con qué firmeza los Padres de la Iglesia han precisado cuál debe se la actitud de los que poseen respecto a los que se encuentran en necesidad: “No es parte de tus bienes –así dice San Ambrosio- lo que tú des al pobre: lo que das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo, y no solamente para los ricos”. Es decir, que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. En una palabra: “El derecho de propiedad no debe jamás ejercitarse en detrimento de la utilidad común, según la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos”. (“Populorum Progressio, Nº 23).
11.- Monseñor Infanti ha actuado siempre siguiendo la Palabra de Dios, porque no es posible “servir a dos señores”. Su palabra debe continuar denunciando todo aquello que afecta la dignidad humana y anunciando la posibilidad de un mundo en el que “las espadas se conviertan en arados”, contando siempre con la comunión y el apoyo de quienes ven la guía de Dios en su testimonio y en su palabra, por la fe y la esperanza de que “los míseros, los pobres buscan agua y no la hay, su lengua de sed está reseca. Yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Sobre cumbres peladas haré brotar ríos, y fuentes en medio de los valles. Transformaré el desierto en un estanque, y el yermo en manantiales. Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivares, en la estepa plantaré cipreses, olmos y terebintos juntamente, para que vean y sepan, consideren y conozcan todos que esto lo ha hecho la mano de Yavé”. (Isaías, 41, 17-26).
AMERINDIA CHILE
FRATERNIDAD LAICA CARLOS DE FOUCOULD/CHILE
REVISTA REFLEXION Y LIBERACION
REFLEXION CRISTIANA VALPARAISO
OBSERVATORIO POR EL CIERRE DE LA ESCUELA DE LAS AMERICAS
SERPAJ CHILE
J. Y P. SOCIEDAD MISIONERA SAN COLUMBANO
COMITE OBISPO OSCAR ROMERO. CHILE
Santiago de Chile, enero de 2011.
ENLACES RELACIONADOS:
CARTA PASTORAL "Danos Hoy el Agua de Cada Día" Descarga
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