domingo, 7 de noviembre de 2010

La desesperada protesta de Caimanes

Por tranque de relave minero
Caimanes está en pie de guerra. Desde el 27 de septiembre 11 habitantes de la comunidad ubicada en la Región de Coquimbo se encuentran en huelga de hambre en la sede del Colegio de Profesores de Illapel. La comunidad se opone a que la minera Los Pelambres, de propiedad mayoritaria del grupo Luksic (Canal 13, CCU, Banco de Chile), continúe con el tranque de relaves “el Mauro” en el Valle de Pupío, que de acuerdo a habitantes y especialistas, es el depósito de sustancias tóxicas más grande de Latinoamérica.

Por Simón Pérez
DIARIO UNO
Hay rabia en las palabras de Cristian Flores, coordinador y vocero del Comité de Defensa de las Personas de Caimanes. El dirigente, en conversación con Diario Uno, aún no comprende cómo un proyecto como el tranque de relaves de la minera Los Pelambres, con los peligros que conlleva para la seguridad y la salud de la ciudadanía, terminó instalado en la localidad de Caimanes, ubicada en la comuna costera de Los Vilos.
Las movilizaciones se han radicalizado en los últimos días y continúan hasta el cierre de esta edición. El lunes 25 de octubre cuatro de los pobladores que se encontraban en huelga de hambre seca, fueron trasladados al hospital de Illapel por complicaciones en su estado de salud.
Lo que pide la comunidad es el cierre del tranque y su erradicación, medidas que plantearon a la minera en el vigésimo día de la huelga de hambre en una mesa de diálogo. “Lo que nos proponen es un plan de traslado. Nosotros les dijimos que tenía que incluir una mitigación por desarraigo. Pero ellos no están dispuestos”, señala.
Las medidas, como lo demuestra la huelga de hambre seca, son desesperadas. Y a diferencia de otros conflictos sociales, no parecen despertar la sensibilidad de la ciudadanía.

“DESCUIDOS”
Según Flores, existen muchas irregularidades al momento de emplazar el tranque “el Mauro”, vinculadas a información confusa y a falta de antecedentes fundamentales, que actualmente ponen en peligro a los habitantes de Caimanes. “Nunca dijeron que el fundo El Mauro contaba con mucha agua subterránea, tanta como la que tiene el embalse la Paloma en Monte Grande”, la que posee una capacidad de 750 millones de metros cúbicos.
Este “descuido”, tal como relata el representante, ha generado que no se hayan tomado las medidas necesarias para resguardar la seguridad del poblado. “Un embalse se sostiene con un muro de concreto reforzado, con la seguridades más científicas para que no se venga abajo, debido a que los niveles freáticos que hay en el lugar donde se instaló el tranque son muy altos”, afirma.
El problema más grave, añade, es que la empresa cortó todas las napas subterráneas del valle. “Entonces, al hacer esto, comenzaron a aflorar dentro del tranque. Lo grave es que el relave se les llenó de agua. Con un movimiento telúrico no muy grande se va a venir abajo y va a dejar sepultada a toda la población”.
Flores lo ejemplifica así: “Imagínense que una lluvia como la ocurrida en 1987 se produzca nuevamente. La minera no tiene un lugar donde pueda despichar para que el tranque no se les venga abajo. Caimanes se encuentra a ocho kilómetros en línea recta. Tendríamos 5 a 6 minutos para escapar del pueblo si se viniera abajo. Así no arranca nadie”.
Estas aprensiones fueron corroboradas por la reciente investigación de la periodista Carola Fuentes “Minas de oro, desechos de muerte”, en donde se detalla el peligro y la negligencia con que se maneja la basura tóxica proveniente de la industria minera. En ella se exponen los peligros de derrumbe de 1.000 relaves a lo largo de todo el país. De estos la mitad están abandonados, afectando a cerca de 200 localidades.

“ES UN CÓCTEL DE SUSTANCIAS QUÍMICAS”
Según relata a Diario Uno Lucio Cuenca, presidente del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (Olca), el tranque de relaves en Caimanes sería el depósito de sustancias tóxicas más grande de Chile y de Latinoamérica.
“Es una materia de un polvo muy fino, diluido en agua, que contiene metales pesados, es un cóctel de sustancias químicas como arsénico y un montón de elementos que están naturalmente en la roca más otras que le adicionan, para extraer los minerales que a ellos les interesan. Todo eso lo descartan y va a este lugar”.
El tranque de relave está ubicado a 60 km de la planta de procesos de la mina Los Pelambres. “Los volúmenes aquí son gigantes. Construir un tubo de un metro de diámetro por 60 km para trasladar esos desechos de manera continua durante todo el tiempo que funciona la mina es una cantidad muy grande de sustancias”, afirma.
Cuenca añade que el tranque se construyó en un lugar donde había un bosque nativo de canelo y en una zona de acuíferos, vertientes y fuentes de agua que alimentan el valle. “Es un foco permanente de contaminación por el polvo en suspensión, por las filtraciones de líquidos contaminantes a las napas subterráneas. Eso se instala sobre el curso natural del río del estero Pupío. Lo que ellos hacen es desviar el estero y en el lugar de su lecho natural instalan este gran depósito de sustancias tóxicas”, puntualiza.
Esto ha mantenido una situación de conflicto que ya lleva casi ocho años y que ha tenido distintas etapas entre la comunidad y la empresa minera Los Pelambres.
“En una primera etapa la comunidad estuvo en conflicto seis años, encabezada por uno de los propietarios más grandes de la zona, quienes desarrollaron acciones judiciales que llegaron a la Corte Suprema. Finalmente este propietario le vendió a minera Los Pelambres su predio, que eran ocho mil hectáreas, más los derechos de agua. De esa manera momentáneamente la minera pudo continuar con la construcción del tranque de relaves”, explica.
Cuenca agrega que el sector que se mantiene en disputa quedó fuera de esa negociación. Ellos son los que hoy están sosteniendo la huelga de hambre e insisten en que el tranque de relaves no debería funcionar en esa zona, por los riesgos y perjuicios que significa para la comunidad.
Pese a que la empresa señala que los daños no son efectivos, Cuenca lo ejemplifica de esta forma, que considera muy ilustrativa: “Yo no conozco a ningún ejecutivo de la minera Los Pelambres que se haya ido a vivir con su familia al pueblo de Caimanes bajo el tranque de relaves. Cuando Jean Paul Luksic, que es el presidente del grupo minero, instale su casa con su familia bajo el tranque, ahí podríamos creer que este tipo de operaciones mineras no van a causar impacto en la comunidad”.

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